Historia

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Fundada el 28 de agosto de 1886, la Compañía del Tranvía de San Sebastián es una de las empresas más antiguas de Gipuzkoa. Desde la inauguración de su primera línea de tranvías entre la Concha, el Boulevard y las cocheras de Ategorrieta, el 18 de julio de 1887, la Compañía del Tranvía de San Sebastián ha garantizado la movilidad de los y las donostiarras durante más de 115 años mediante la utilización de cuatro sistemas de transporte diferentes: tranvías de caballos, tranvías eléctricos, trolebuses y autobuses.

En 1887, la ciudad de Donostia contaba con 26.856 habitantes y se encontraba inmersa en un programa de expansión urbana tras el reciente (1864) derribo de las murallas. El tranvía se convirtió en elemento fundamental en este proceso, al reducir los tiempos de viaje en unos desplazamientos cada día más amplios.

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La primera línea, entre la Concha, el Boulevard y Ategorrieta, pronto fue ampliada en ambos extremos, llegando a Benta Berri y Rentería, respectivamente, el 13 de junio de 1890. Pocos meses antes, el 21 de abril de 1888, entró en servicio un pequeño ramal que unía la red de tranvías con la estación de los Ferrocarriles del Norte.

Los tranvías de caballos (el denominado “motor de sangre”) pronto mostraron sus limitaciones, por lo que los responsables de la Compañía estudiaron la modernización del sistema de tracción. Desechada la utilización de locomotoras de vapor, debido a los humos y ruidos que acompañarían su paso por las calles de la ciudad, la empresa optó por un sistema entonces revolucionario; la tracción eléctrica.

El 22 de agosto de 1897 comenzaron a circular los primeros tranvías eléctricos entre Rentería y Ategorrieta, completándose la electrificación del sistema el 22 de octubre del mismo año. Donostia se convertía de este modo en la segunda ciudad del estado en contar con tranvías eléctricos (tras Bilbao, cuya primera línea entró en servicio en 1896) y la primera en tener electrificados todos sus servicios (en algunas líneas de la capital vizcaína la tracción animal se mantuvo hasta 1909).

Con el comienzo del nuevo siglo, la Compañía del Tranvía de San Sebastián inició un proceso de expansión junto a la Compañía del Tranvía de Hernani, a los que vencieron en su pugna por obtener del Ayuntamiento diversas concesiones para establecer líneas de carácter urbano. Las nuevas líneas fueron inauguradas en las siguientes fechas:

  • Línea de Amara (Urbano), desde el Boulevard hasta la estación de Amara, el 3 de noviembre de 1903.
  • Línea de Igueldo, desde el Boulevard hasta la estación inferior del funicular, el 5 de septiembre de 1912.
  • Línea de Gros, desde el Boulevard hasta Segundo Ispizua, el 15 de julio de 1915.

Asimismo, la línea original Benta Berri-Rentería, fue dividida en dos, convirtiéndose el Boulevard en cabecera de ambas y en verdadero centro neurálgico de los transportes urbanos de la ciudad.

El 18 de julio de 1948, un nuevo sistema de transporte se incorporó a las calles de la ciudad al sustituirse los viejos tranvías de las líneas de Benta Berri e Igueldo por trolebuses eléctricos. Al igual que sucedió en numerosas ciudades, no solo del estado sino también de Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos, los tranvías de Donostia apenas habían sido modernizados desde su electrificación a finales del siglo XIX, por lo que, tras la dura postguerra, ofrecían un servicio claramente insuficiente. En lugar de proceder a la modernización del sistema, tal y como se hacía en Centroeuropa, la opción fue proceder a sustituir los veteranos tranvías por trolebuses. Estos últimos resultaban en aquella época, notablemente superiores a los autobuses diésel en lo que respecta a potencia, aceleración, accesibilidad y suavidad de marcha, a lo que cabría añadir la ausencia de emisiones contaminantes, aunque este aspecto no era suficientemente apreciado en aquel momento.

Tras la sustitución por trolebuses de las líneas de Benta Berri e Igueldo, el proceso continuó con la de Amara (el 26 de junio de 1949), Gros (25 de septiembre de 1950) y Rentería (12 de enero de 1953). Durante un tiempo, hasta el 11 de julio de 1958, se mantuvo un pequeño servicio de tranvías entre las cocheras de Ategorrieta y el barrio de Herrera, en un trayecto que en su mayor parte transcurría por una explanación propia (que incluía un pequeño túnel) a modo de ferrocarril. La línea de la estación del Norte fue sustituida por los primeros autobuses diésel de la ciudad el 18 de julio de 1948 siendo posteriormente prolongada al barrio de Egia.

En los años cincuenta la red de transportes de Donostia experimentó pequeñas mejoras, centradas principalmente en las sucesivas ampliaciones de la línea de Amara, impulsadas por el proceso de expansión urbana de este barrio. El 15 de junio el servicio fue prolongado hasta la plaza del Centenario. Posteriormente, el 26 de mayo de 1960 se amplió hasta la plaza de Pío XII y a partir del 25 de julio de 1961 el recorrido alcanzó Anoeta.

En los años sesenta los autobuses comenzaron a tomar el relevo de los trolebuses, en una época en la que no se supo valorar en su justa medida la importancia de disponer de un sistema de transporte respetuoso con el medio ambiente al carecer de emisiones contaminantes. De hecho, durante muchos años, la red de la Compañía del Tranvía de San Sebastián estuvo alimentada desde la central hidroeléctrica de Berchín, en el río Leizarán. Es en esta época cuando entraron en servicio los que posiblemente hayan sido los vehículos más emblemáticos de la empresa; los trolebuses de dos pisos adquiridos de ocasión a la London Transport Executive.

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Una de las primeras ampliaciones de la red de autobuses fue la inauguración, el 21 de marzo de 1960, de la línea de Amara a la Ciudad Sanitaria, seguida, el 19 de septiembre de 1966 de la que, con el paso del tiempo, se ha convertido en una de las más importantes de la ciudad, la de Altza.

El 31 de diciembre de 1968 se inició el proceso de sustitución de los trolebuses, con la implantación de los autobuses diésel en las líneas de Benta Berri e Igueldo. En 1971 desaparecen los trolebuses en las líneas de Gros y Amara (el 7 de marzo y el 14 de junio respectivamente). El último servicio de trolebuses se prestó en la línea de Rentería el 19 de diciembre de 1973. Desde esta fecha, todos los servicios de transporte público de la ciudad fueron atendidos por autobuses.

A pesar de las dificultades económicas que arrastraba la Compañía del Tranvía, la empresa no renunció, en colaboración con el Ayuntamiento, a la mejora y ampliación de sus servicios, siendo uno de los hitos más destacados la inauguración, el 30 de septiembre de 1974, de la línea Gros-Amara, la primera línea de carácter transversal de la ciudad que más tarde serviría de modelo para la implantación de otros itinerarios como el de Altza-Antiguo.

El 30 de septiembre de 1981 es una fecha fundamental en la historia de la Compañía del Tranvía de San Sebastián, al adquirir el Ayuntamiento de Donostia la mayoría del capital social de la empresa. En esta nueva etapa, la red ha continuado su proceso de expansión y mejora, con la creación de nuevas líneas a barrios tradicionalmente desatendidos como es el caso de Rekalde o Martutene, mientras que por otra parte se procedió al traspaso de las líneas de Rentería y Beraun , al exceder ambas del ámbito municipal.

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Otro hito importante en la historia de la Compañía del Tranvía de San Sebastián es el 1 de septiembre de 2003, fecha en la que se produce el traslado de la empresa a las nuevas Cocheras de Marrutxipi, unas modernas instalaciones que contribuyen a impulsar el proceso de cambio emprendido por la empresa a partir de la implantación de las nuevas tecnologías, renovación del equipo directivo y cambio de imagen corporativa.

En el año 2005 la Compañía del Tranvía de San Sebastián adoptó el nombre comercial DONOSTIABUS, también conocido como DBUS, implantando en los nuevos vehículos el nuevo logotipo de la ranita meridional de Igara (especie autóctona en peligro de extinción), e incorporando al color azul donostiarra el color verde como muestra de la apuesta por el medio ambiente.

En el año 2005 la Compañía del Tranvía de San Sebastián decidió comprar microbuses para cubrir zonas altas de la ciudad que hasta ese momento carecían de servicio. El 4 de abril de 2005 se inauguró la primera línea de microbuses de la ciudad, conectando las zonas de Aldakonea y San Roque a través del centro de la ciudad. En vista del éxito de esta línea, el 24 de abril de 2006 se implantó la segunda línea de microbuses, que conectaba las zonas de Zorroaga y Rodil, continuando posteriormente con la ampliación de los microbuses a otras zonas.

Desde 2005 en adelante la Compañía ha experimentado un importante desarrollo que se ha materializado en una mejora importante de la oferta con más servicios, horarios y líneas que permiten que el autobús llegue de forma cercana a las viviendas de más del 99 % de las personas que viven en San Sebastián.

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Se ha producido asimismo un importante impulso tecnológico, siendo la Compañía del Tranvía de San Sebastián una de las empresas de transporte más avanzadas tecnológicamente en el mundo como lo refrendan los importantes premios y reconocimientos internacionales recibidos entre 2010 y 2013. Estos avances tecnológicos van desde los sistemas de información o de gestión hasta la propia flota de autobuses cada vez más ecológica que se ha visto subrayada con la incorporación en 2011 del primer autobús híbrido o en 2014 con el primer autobús 100 % eléctrico.

Estos esfuerzos realizados, tanto en mejora de servicios como en la aplicación de nuevas tecnologías han tenido su refrendo por la ciudadanía que utiliza de forma masiva el autobús, haciendo de San Sebastián la ciudad de su tamaño en la que el autobús más se utiliza. Lo demuestra el hecho de que cada donostiarra utiliza de media al año más de 160 veces el autobús, siendo una de las cifras más altas en Europa.

En 2012 Dbus cumplió 125 años dando servicio a la ciudadanía donostiarra que fueron celebrados con numerosas actividades en las que participaron miles de personas. Hoy, tras 130 años de historia, Dbus continúa trabajando cada día ayudando a mejorar la calidad de vida en San Sebastián a todos sus ciudadanos, tanto a los que usan el autobús como a los que no lo usan haciendo una ciudad más ecológica, habitable y en definitiva más humana.